Blog de Alfonso Roldán Panadero

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En las fronteras hay vida y tuve la suerte de nacer en la frontera que une el verano y el otoño, un 22 de septiembre, casi 23 de un cercano 1965. En la infancia me planteé ser torero, bombero (no bombero torero), futbolista (porque implicaba hacer muchas carreras), cura (porque se dedicaban a vagar por la vida y no sabía lo de la castidad...) Luego, me planteé ser detective privado, pero en realidad lo que me gustaba era ser actor. Por todo ello, acabé haciéndome periodista. Y ahí ando, juntando palabras. Eso sí, perplejo por la evolución o involución de esta profesión. Alfonso Mauricio Roldán Panadero

lunes, 7 de enero de 2013

El Capital de Costa-Gavras... y un par de pelis más


Claro que estos días de fiesta he ido al cine. Menos de lo deseable, por supuesto...
Tan bonita de ver como lentita es, en mi opinión, La vida de Pi, que para ese viaje de moraleja tampoco hacía falta echar tanto rato, pienso. Vamos, que las fábulas se caracterizan por la brevedad. Así que con estas, viviendo lo que estamos viviendo, me fui a una comedia francesa, El Chef, la receta de la felicidad, en plan Ratatouille, pero con personas y cameo de Santiago Segura. Es una buena receta, una comedia que deja buen sabor de boca y que no repara en criticar la cocina moderna basada en la química y el nitrógeno, sin olvidar unas pinceladas de amor, ese amor que inspira. Y visto esto, ya con ánimo, entré a ver El Capital...

Tardó en llegar a nuestro país esta obra de Costa-Gavras, una película que no vislumbra un futuro nada halagüeño. Un futuro sin salida, y en el que manda algo tan etéreo como la coyuntura, somos esclavos de la coyuntura. Es la ambición desmedida y enloquecida en un juego sin reglas la que influye en esa coyuntura, y la ambición es característica humana. En la cinta, nuestro protagonista asciende vertiginosamente en el mundo de las finanzas, un mundo de hombres que evidencian su virilidad con la entrepierna y la cartera, donde se confunden los negocios con el lujo el sexo y las drogas; un mundo de chantajes de altos vuelos, delincuencia y evasión fiscal.

Hay personas “normales” que rodean a personajes como el protagonista de El Capital y que quieren hacerle entrar en razón, son la conciencia, los Pepito Grillo que fracasan estrepitosamente. Un tío, evidentemente de izquierdas que tiene que escuchar cómo ha triunfado la Internacional, pero la internacional capitalista en la que un juguete es fabricado en Tailandia con una marca alemana para ser comprado en Francia. Juguetes que sirven, además para tener desde la infancia adormecida la conciencia de los más pequeños como muestra un contundente plano de niños y niñas que abandonan el juego en la calle para adentrarse en la individualidad de las consolas.

Ni una atractiva economista inglesa, ni la propia esposa son capaces de espantar la avaricia de un hombre que hace suya la máxima “robo a los pobres para dárselo a los ricos”, unos ricos que “son como niños”.

Imprescindible película para entender la crisis que vivimos. Claro, luego, me dirigí, muy revolucionario a ver Los Miserables...




Director: Constantin Costa-Gavras
Guión: Constantin Costa-Gavras, Karim Boukercha, Jean-Claude Grumberg (Novela: Stéphane Osmont)
Reparto: Gad Elmaleh, Gabriel Byrne, Liya Kebede, Jordana DePaula, Céline Sallette, Hippolyte Girardot, Natacha Régnier, Paul Barrett, Bernard Le Coq, Eric Naggar
País: Francia

1 comentario :

  1. Sí, sí me parece un juego planetario. Juegos de suma cero o “el ganador se lo lleva todo” tal y como explica Sennett en “Juntos” donde los ganadores caen en sus propias ficciones del juego, dedicando toda una vida al éxito para luego descubrir que no era para tanto. Pero ese sería en el mejor de los casos. Me temo que aún necesitamos mucha más conciencia autoreflexiva y desde luego planetaria. Iré a ver la película, seguro muy interesante. Gracias por compartir.
    Pilar

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