Gallardón
ha dimitido como ministro de Justicia tras echar gasolina sobre los latentes
rescoldos de la más reaccionaria derecha y tras enfrentarse con todas las
personas relacionadas con la Justicia, fueran progresistas o conservadoras. Dudo
que realmente abandone la política a pesar de lograr un amplio consenso en
calificarle como el peor ministro de Justicia desde 1977.
Pero
a los madrileños del foro, cuando abandonó la alcaldía para ser ministro con la
brújula apuntando a la presidencia del Gobierno, nos dejó dos terribles
herencias: una deuda tan faraónica como las obras que emprendió y…, a Ana
Botella, que ahora decide que no se presentará a alcaldesa para las próximas
elecciones en la única decisión inteligente que se le conoce.
Pero
su marcha se nos va a hacer eterna. La regidora que pide a San Isidro trabajo
para todos; la autora de frases lapidarias como “es invierno y nieva”, confunde
“cultura” con “culturismo” y decide que la mejor forma de atraer turismo de
calidad a la ciudad es premiar a Arnold Schwarzenegger con la medalla de Madrid
Destino.
La
alcaldesa de una ciudad que alberga unos de los mejores museos del mundo, que
están a punto de echar el cierre por falta de recursos, premia al musculoso
actor y exgobernador de California, llevado a la política por el patético
George Bush. El objetivo es atraer turistas a través del culturismo, no de la
cultura. El objetivo es perseguir músicos callejeros, impedir locales de
conciertos, cerrar teatros y cines en beneficio de centros comerciales.
Pero
en esta despedida va más allá y hace que Madrid tenga el dudoso honor de ser la
primera ciudad europea que da a una plaza el nombre de Margaret Thatcher. Una
mujer que todos recordaremos como la abanderada de Ronald Reagan y sus
fracasadas políticas ultraliberales que nos han llevado a esta trágica crisis. Otro
personaje incendiario que usted me dirá qué tiene que ver con Madrid. ¿Alguien
se imagina en Londres una calle dedicada a, por ejemplo, Leopoldo Calvo Sotelo?
Quizá
no recuerde la alcaldesa que confunde la homosexualidad con las peras y las
manzanas, que ese país gobernado tanto tiempo por la Dama de hierro, es al que iban las españolitas a abortar. Porque la
Thatcher, aun siendo más de derechas que el grifo de agua fría nunca osó a
eliminar el derecho al aborto, quizá la única pincelada que mantuvo como mujer.
Y esto, nos lleva al principio. A Gallardón…
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