Si hubiera que etiquetar Dos
días, una noche en un género y subgénero fílmico, se trataría de un drama
laboral. Una historia que cabe en cualquier país europeo sumido en esta crisis
en la que nos ha metido el capitalismo extremo. Una historia que los guinistas,
advierten, habría sido muy diferente en un a gran empresa con representación
sindical.
El personaje que lleva el peso de
la película es Sandra, magistralmente interpretado por Marion Cotillard. Sandra
ha estado de baja laboral por depresión y a la hora de reincorporarse a su
puesto de trabajo se encuentra con la ocurrencia de su jefe: Los dieciséis
compañeros de Sandra deben decidir si renuncian a su prima para que ella pueda
reincorporarse.
Tras una primera votación, sólo
dos están a favor de la reincorporación de Sandra y renunciar a su prima de
1.000 euros. Pero ante las presiones del capataz en esa votación, Sandra
convence al empresario para que se repita. Es viernes, tiene hasta el lunes para
convencer a sus compañeros con el único apoyo de Manu, su marido.
La falta de relaciones laborales,
la desregulación, la individualización en las negociaciones, la moda de
utilizar la crisis como excusa, empresarios que se transforman en Pilatos después
de convertir en una selva los centros de trabajo, después de azuzar el
enfrentamiento entre trabajadores -cada vez más esclavos y menos trabajadores-,
demolición de la conciencia de clase…, eso es Dos días, una noche.
Acompañamos a Sandra en su
angustioso viaje de fin de semana, en ese batallar por no perder su puesto de
trabajo desde una autoestima desmadejada. Visitamos a sus compañeros, cada uno
con sus problemas, sus necesidades, sus razones… Sandra hace despertar alguna
conciencia, es la chispa para cambiar vidas, se encuentra con muros de cemento,
con conciencias, egoísmos y solidaridades. En definitiva, con seres humanos
convertidos en un tribunal.
Eso sí, un tribunal con truco, atenazado
por el miedo al paro, a la no renovación de un contrato, a no poder pagar la
luz, a no poder dar una educación a los hijos... Ese miedo que tan
magistralmente sabe manejar el capitalismo para nuestro desastre personal. Una
baja laboral ha sido la espoleta para la trágica historia de Sandra, quizá el
elemento más débil a primera vista.
Pero la solución existe para levantarse: la
dignidad de la clase obrera.
País: Bélgica, Francia e Italia.
Director: Jean-Pierre Dardenne, Luc Dardenne.
Guión: Jean-Pierre Dardenne, Luc Dardenne.
Reparto: Marion Cotillard, Fabrizio Rongione, Pili Groyne, Simon
Caudry, Catherine Salée, Batiste Sornin, Alain Eloy, Myriem Akeddiou, Fabienne
Sciascia, Olivier Gourmet.
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