El día 20 de octubre conmemoraba el tercer
aniversario en que ETA hizo pública su decisión de “cese definitivo de la
violencia”. Y es en este escenario en el que se estrena Lasa y Zabala (Lasa eta
Zabala) del director vasco Pablo Malo. Según escribe Malo, “es ahora, con el
cese de la violencia cuando se abre un escenario político y social diferente y
podemos acercarnos a esta historia desde el respeto a los implicados, a sus
familias y a lo sucedido, contando a través de los personajes claves y haciendo
especial hincapié en el punto de vista humano, consiguiendo que el espectador
pueda empatizar con cómo dos jóvenes, con un ideario abertzale que les llevó a
engrosar las filas de ETA, fueron secuestrados, torturados y asesinados”.
No
hace falta ser muy mayor para recordar que en octubre de 1983, los refugiados
vascos Josean Lasa y Joxi Zabala desaparecieron misteriosamente de Baiona. El terrorismo
del GAL (Grupos Antiterroristas de
Liberación) había nacido, o quizá renacido, bajo el amparo del Estado.
Doce
años después, en 1995, Jesús García,
un policía alicantino reabre el caso al relacionarlo con la aparición, diez
años antes, de dos cuerpos enterrados en cal viva y que continuaban sin
identificar. Guerra sucia policial, investigación, juego sucio judicial,
convierten a esta película un thriller. Una cinta tan dura como imprescindible
para acercarnos un poco a “la cuestión vasca”.
La
cinta se centra en los hechos concretos del caso Lasa y Zabala y está
escrupulosamente basada en relatos documentados. No es su objetivo ahondar más.
Pero a mí, en este asunto como en otros,
siempre me asaltan los porqués. Los GAL
surgen un año después de la abrumadora victoria del PSOE de 1982 y poco más de dos años después del Golpe de estado de Tejero. Pero hubo que esperar a 1995 a
que este asunto se convirtiera en mediático. Fue, paradójicamente, espoleado
por ese PP de Aznar que ganaría las elecciones por los pelos en 1996. Un Aznar
que incluso hablaba catalán en la intimidad.
Una larga guerra sucia
Pero
tal como yo mismo publiqué en junio de 1998 (El gato encerrado), “la
guerra sucia contra ETA fue una actividad amparada por sectores de las Fuerzas
de Seguridad del Estado, mucho antes de que los GAL comenzaran a actuar”.
Escribía estas líneas en un reportaje de investigación sobre la figura de Jean Pierre Cherid, un tipo que fue de la OAS y, huyendo de Francia, se prestó
a trabajar para los servicios secretos franquistas. El permiso de residencia en
España le fue concedido el día antes de la muerte de Franco. Participó (no me cabe el supuestamente) en multitud de
acciones terroristas, incluida el intento de secuestro de Yoyes. Murió, sin juzgar,
manipulando una bomba en Baiona.
Y es
que sólo entre 1979 y 1980 se cometieron 33 asesinatos de miembros de ETA o de refugiados políticos en el sur
de Francia; hubo 105 heridos y cerca de 300 acciones terroristas. Estadísticas
reveladoras si se comprueba que entre 1983 y 1987 el GAL realizó 33 acciones
terroristas que provocaron 28 muertes y 32 heridos. Los antecedentes del famoso
GAL se pueden encontrar en la Brigada
Político Social, dirigida por personajes como Conesa o Billy el Niño; o el Seced, el servicio secreto de Carrero Blanco, embrión de lo que
después sería el Cesid.
Es
decir, hubo muchos años de silencio desde que en mayo de 1985, la revista Cambio
16 publicara por primera vez la fotografía de los primeros rostros de
la guerra sucia contra ETA: los mercenarios Mohamed Khiar, Giuseppe Calzona, el mencionado Jean Pierre Cherid y los hermanos Clement y Gilbert Perret,
entre otros…
Pueda
parecer que hablando de la película me haya ido por los cerros de Úbeda, pero
yo no lo creo, porque sí deseo que en este nuevo escenario de paz, la sociedad
se aproxime al dolor de unas víctimas y otras. Lo deseo tanto como que en este
país deje de existir la impunidad para los herederos del franquismo. También en
este asunto.
Es
complicado y creo que en Lasa y Zabala, el personaje de Fede, ayudante de Iñigo, el abogado de las familias; ya apuntaba ese punto de cordura
necesaria para acabar con la espiral del terror. La justicia no es venganza.
Por ninguna parte.
País: España
Director: Pablo Malo
Guión: Joanes Urkixo
Reparto: Unax Ugalde, Francesc Orella,
Oriol Vila, Jon Anza, Cristian Merchan, Ricard Sales, Javier Mora, Iñaki
Ardanaz, Pep Tosar, Aitor Mazo, Iban Garate, Iñigo Gastesi, Iñaki Rekarte, Sara
Cózar, Pedro Morales
Y ahí va el trailer de la peli:
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