Tres años. El 14 de febrero ha hecho tres años que dos veces por semana hago pilates. Y, a pesar del estigma que esto tiene de cosa pija y fina, yo sigo sudando como un cerdo, pero de los que sudan.
Mi señora monitora,
Silvia, a veces surge como un sargento a la antigua usanza y hace que los entrenamientos de los marines parezcan una broma. Pero en el fondo nos queremos. Tiene manos frías, ojos claros y la mirada limpia de la lealtad. Y gracias a estas palizas, de mi espalda y aledaños han desaparecido los dolores que hasta hace un trienio me paralizaban.
También gracias a estas palizas, uno retoma el pulso a las pequeñas cosas importantes de la vida: ese cuerpo, que a veces maltratamos y olvidamos, pero que nos tiene que acompañar hasta el último día; el cerebro se oxigena, y los problemas se relativizan dando a cada uno su verdadero tamaño.
A veces sacamos de contexto los titulares. Y claro, los titulares son eso, titulares. También habla Cayo Lara en esa entrevista de que a veces de que a veces nos da por comparar y mezclar peras con manzanas, como dijo alguna concejal madrileña. Dice el señor de “El disputado voto” que habría que comparar Cuba con el contexto geopolítico en el que se sitúa. Cierto es que en Cuba habría que mejorar muchas cosas pero ¿y en España? Como “españolito de apie” que dijo un gran comunicador, no puedo sino que pensar que vivo en una Comunidad con una presidenta que salió elegida gracias a un extraño caso de transfuguismo realizado por dos impresentables y sobre el que no sabemos que pasó, en un Ayuntamiento donde se trapicheaba con las licencias urbanísticas y en una Comunidad donde unos se espían a otros y viceversa, amén de un montón de irregularidades contables y delitos de un partido político. Todo ello acabará, como siempre en agua de borrajas. Además, tenemos encima una crisis donde una de las posibles soluciones está en que aquellos que no se beneficiaron en su día de los distintos pelotazos deben reducir sus salarios o incluso irse a la puta calle.
ResponderEliminarAnte tamaños despropósitos ¿es esta nuestra democracia exportable?
En definitiva, mejor no darle vueltas a la cabeza y como bien se dice, cuidemos un poco nuestro cuerpo ¿Me puedes dar el teléfono de Silvia?