Es indudablemente una historia de amor, de
sexo, de seducción. Es una intriga amorosa con fuerte componente política. Y es
un libro de viajes que se desarrolla en trece ciudades por las que el
protagonista viaja trabajando y realizando una búsqueda, a veces obsesiva.
Es
una novela dentro de otra novela en la que el protagonista se llama Jorge
Eduardo Benavides, alter ego de Jorge Eduardo Benavides, el verdadero autor. La
realidad y la ficción se entremezclan no sólo por
este hecho, sino también por
el desfilar de personajes reales, amigos del autor, gentes del mundo de las
letras.
Por
ello, en la presentación madrileña de la obra. Luis Mateo Díaz hablaba de que
también es un libro de amistad. Un libro matizado por la amistad, en el que los
personajes “malos” son inventados.
Pero
indudablemente es una novela de amor, en la que el amor sobreviene como un
tsunami como “desvarío de amor” (“… a los cuarentones el amor – un nuevo amor,
fresco, sorpresivo- nos suele coger con la guardia baja y sus oscilaciones nos
causan estragos que creíamos ya extraviados en la primera juventud…”). Y todo
comienza en Venecia, esa ciudad que es “como amar a una mujer bellísima”.
Luego,
en Berlín hay “ojos brillantes de lujuria”, donde el sexo surge tras una
“liturgia íntima y llena de voluptuosidad”: “La cabalgué con desesperación, le
murmuré dulzuras y obscenidades, escuché su llanto y sus jadeos en mi oreja, la
vi finalmente boqueando, conmovida y exhausta, recorrida por imperceptibles
estremecimientos, húmeda, salitrosa…”
Hay
seducción en Damasco, sensualidad…, hasta que surge el terrorismo. Los
terribles atentados del 11 M de Madrid. Y entonces, surge un nuevo leit motiv:
la ortodoxia, el sectarismo político.
La
distancia, el olvido que nunca es total, el desamor, la camaradería, la
insistencia por saber…, algunas notas de jazz y muchos dry Martini.
Un
asunto sentimental nos atrapa con sus descripciones, con sus conversaciones. Con
sus mentiras y medio verdades nos va llevando por el camino de la sorpresa en
una novela escrita con técnica de arquitecto, en la que la estructura es sólida
y contundente.
Está
en Alfaguara y podéis pasar con ella unas inolvidables horas de viajes y
desvaríos amorosos.
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