Que muera un hijo
va contra todas las leyes de la naturaleza. El cerebro y el corazón
difícilmente digieren la muerte de un hijo. Es la muerte de un hijo el tema, el
leit motiv, que envuelve esta
película de Isabel Coixet. Una cinta valiente, dura, dolorosa y de bajo
presupuesto. Una cinta de muerte, de sufrimiento adictivo, de desamor. Coixet
evidencia que no cree en el amor para toda la vida al tiempo que hace un
repaso desde el año 2017 a la crisis que
hoy vivimos. En ese sentido, sigue siendo cine militante y social.
La tragedia, la
muerte, sobrevino por los recortes que padece la sanidad; pero también aparecen
las cientos de miles de casas desocupadas y personas desahuciadas; el paro; la
catástrofe que vive el país, en un ambiente frío, desangelado, incómodo,
miserable…
Y en medio de tanta
desolación la historia de dos personas que ni si quiera tienen nombre. Las dos
únicas personas que aparecen y llenan la pantalla en un diálogo íntimo,
intenso, duro, a veces repleto de recriminaciones. Es el diálogo de dos
personas que una vez se quisieron y a las que el pasado no les da tregua porque
no cicatrizan las heridas. Es también la diferente visión que tienen hombres
mujeres ante la vida.
Javier Cámara y
Candela Peña hacen una interpretación magistral apoyados por la técnica de
Isabel Coixet.
Directora: Isabel
Coixet.
Guión: Isabel
Coixet.
Reparto: Javier
Cámara, Candela Peña.
País: España.
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