Cuando se muere una persona pública que muchos jóvenes no saben quién es y otros no tan jóvenes no tienen recuerdo de
él, te das cuenta de que estás jugando en otra liga. En pocos días se han
muerto dos políticos: Iñaki Azkuna, que fuera alcalde de Bilbao y Adolfo
Suárez, que fuera primer presidente del Gobierno tras la muerte de Franco.
Bueno, antes estuvo Arias Navarro pero no aguantó el tirón.
Personalmente
soy más de alcaldes que de presidentes de Gobierno. Los alcaldes están al
frente de los ayuntamientos, la institución más cercana a la ciudadanía. No es
lo mismo gobernar una ciudad pequeña o un pueblo que una gran urbe, claro.
A mí
me pillan cerca nefastos alcaldes de grandes urbes, como David Pérez en
Alcorcón o la alcaldesa Botella, en la capital. Personas lejanas para su
vecindad. Ha muerto recientemente Iñaki Azkuna, alcalde de la capital del
mundo. Mis disculpas, pero después de haber vivido en Madrid la alcaldía de
Tierno Galván, el viejo profesor, me
cuesta pensar en otro alcalde como el mejor del mundo.
Iñaki Azkuna. |
Cuando
hablo con gentes de Bilbao, pasa un poco como con La vida de Brian, cuando criticaban a los romanos por tal y tal y
tal, pero…, hay que reconocer que hizo esto, y lo otro , y lo otro… Quizá unos
de los reconocimientos más importantes, con la que está cayendo, sea el de
haber sido el alcalde del municipio más transparente y más premiado en las
evaluaciones del Índice de Transparencia de los Ayuntamientos, que viene
realizando TI-España desde el año 2008.
Ayer
se moría Suárez y como decía mi madre, “después de burro muerto, la cebada al
rabo”. Evidentemente fue una figura clave en la llamada Transición, pero yo soy
de los que piensan que la Transición la hizo el pueblo, una ciudadanía que no
quería repetir un baño de sangre. Una Transición en la que hubo mucha más
muerte, violencia y miedo de lo que nos quieren hacer creer.
Adolfo Suárez. |
Aquí os dejo la preparación, segundos antes de la marcha de Suárez:
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