Es una película de
estereotipos: andaluz engominado que no ha salido de Sevilla, ni falta que le
hace porque lo tiene todo a mano, se enamora de una vasca. Una vasca que lleva
las riendas…, hasta que deja de llevarlas. Es una comedia, incluso valiente por
desdramatizar algunos asuntos intocables, que termina siendo en comedia, sí,
pero romántica. O no tanto, que acaba bien.
Si eres vasco o vasca de los que se enfada con Vaya semanita, seguramente con Ocho apellidos vascos también te
enfades. Los estereotipos saltan en el minuto uno. Chiste típico de vascos,
típico “españolazo” sevillano, cosa etarra y borroka, mujeres vascas: “dormir
con una vasca sin tocarla es como tirarse a tres malagueñas” dice entre
asustado y sorprendido un colega de Antxon-Rafael (Dani Rovira) después de que
pasara una noche con Amaya (Clara Lago) sin tocarla.
Aquí abro un paréntesis para contar mi experiencia con
mujeres vascas, concretamente de Bilbao, que no corresponde con este
estereotipo. Andaba yo hace poco cruzando el Puente de Deusto en soledad, tres
bilbaínas estaban a punto de cruzarse cuando repentinamente una se me coloca
enfrente y me suelta un morreazo sin venir a cuento. Cuando consideró concluido
el asunto aclaró “qué hombre más guapo” y siguió su marcha. La cosa quedó ahí.
Yo, petrificado en pleno puente, sin saber reaccionar. Pero vamos, que nunca me
ha pasado una cosa así en ningún otro sitio…
Volviendo a la peli, pues yo reconozco que me he reído,
incluso carcajeado en alguna ocasión, claro que no soy ni andaluz ni vasco. A
mí me gusta romper estereotipos porque no se puede generalizar, y estas pelis
yo creo que ayudan más que el propio orgullo del estereotipo. Vamos, que muchos
sevillanos están tan orgullosos de ser “graciosos” hasta cuando no tienen
gracia, o muchos vascos se enorgullecen de ser…, no sé hasta unos borrachuzos.
Y no es eso.
Claro, el otro día el estereotipo de señorito andaluz
engominado se me murió en Bilbao. Anduve por la calle García Rivero tomando
unos pintxos: que si El Puerto, Nashville, Gaztandegi…, y
ahí había más polo, sueter, gomina y moreno baqueira borbón (si es invierno) o
marbellí (si es verano), que en todo Sevilla. Yo no me creo que en Bilbao no se
echen la siesta, la verdad y acabo de ser testigo de cómo seis personas; de Álava, Bizkaia y Guipuzkoa; pedían seis cafés al más madrileño de los modos: “a mí cortado, largo de
café; a mí con leche, la leche muy caliente; a mí cortado descafeinado, con la
leche caliente pero sólo una gotita…”
Vamos, que yo creo que en todas partes cuecen habas aunque
es cierto que, desde las condiciones
meteorológicas, hasta el mantener sentimientos de identidad, pasando por la
influencia de la religión influyen en los pueblos. En la peli, por ejemplo, hay
una pincelada a la cosa religiosa. Cura vasco y costalero de Sevilla confesándose…
Yo, que no me tomo las cosas a la tremenda me lo he pasado
bien. Y me han gustado los actores, especialmente Karra Elejalde en el papel de
aita.
Director: Emilio Martínez-Lázaro
Guión: Borja Cobeaga, Diego San José
Reparto: Clara Lago, Dani Rovira, Carmen Machi, Karra
Elejalde, Alfonso Sánchez, Alberto López
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