El futuro ya está, prácticamente, aquí. Her es una película fundamentalmente romántica con aroma a ciencia
ficción, o mejor con alma concernista, esa reciente corriente
artístico-filosófica preocupada por el futuro cercano pero sin caer en juicios
de valor ni en catastrofismos, lo cual, como espectadores nos ayuda a
reflexionar.
La historia nos demuestra que podemos enamorarnos a través
de una relación epistolar, tener una intensa relación como la que vivió, por
ejemplo, Vivaldi. La aparición de la primera fase de internet, la llamada web
1.0, también facilitó contactos, cibercontactos amorosos a través de páginas de
eso, de contactos.
La llegada de la web 2.0
ha reventado las relaciones, con redes especializadas en contactar
aunque sea sólo para mantener una relación ciberepistolar. Pero…, no son
necesarias redes sociales especializadas en contactos, cualquier red sirve ya
para mantener relaciones amorosas. Personas solitarias, personas tímidas,
personas con problemas de relaciones en el mundo real…, hallan en internet
un mundo donde encontrar personas con quien conversar y enamorarse.
He sido testigo presencial de amores increíbles entre
usuarios de redes que de nada se conocen, que nada saben el uno del otro.
Locura de amor en negro sobre blanco. Frenesí, despedidas y dolor en público.
El futuro próximo nos depara nuevas experiencias con la
inteligencia artificial de los sistemas operativos y son los problemas que
provocamos los humanos. Ese es el argumento de Her, un solitario escritor, Theodore, que acaba de divorciarse, se
enamora de su sistema operativo, Samantha.
Algo así vi ya, menos drámatico en la serie Big Bang, cuando uno de los frikies
protagonistas, el hindú Rajesh Ramayan, se enamora de una antecesora de Samantha. Se enamora de Siri, que ya está en nuestros dispositivos móviles.
Y es que…, hay algo fundamental: la voz. Puede surgir un
amor basado en letras, en fotos, pero cuando aparece la voz… Con la voz la
imaginación se dispara, se recibe más información. Enamorarse de un sistema
operativo con quien poder hablar es acercarse al amor puro. Sin más contacto
que el permanente y adictivo contacto de
cualquier amor. Pero es que.., si además se enamora de nosotros el sistema
operativo… La cosa se complica. ¿Buscamos un contacto que es imposible?
¿Buscamos besos, caricias, sexo? Un sistema operativo no puede ofrecernos
tacto, ni olor…
Enamorarse de un aparato puede ser algo perfecto si consideramos
que la ausencia de mayores sensaciones es pureza, pero ¿nos puede defraudar
también un sistema operativo? Ya me diréis.
Imprescindible esta película en los tiempos tecnológicos y
de individualismos en que andamos, pero claro, hay que verla, o mejor, oírla en
versión original para disfrutar del gran trabajo de Scarlett Johansson en el
papel de la voz de Samantha. Y para disfrutar de éste tema musical. The Moon song, que me encanta. Estuvo
nominado a los Óscar, pero ahí se quedó.
Dirección y guión:
Spike Jonze
Reparto: Olivia
Wilde, Amy Adams, Rooney Mara, Joaquín Phoenix, Scarlett Johansson, Chris
Pratt, Portia Doubleday, Sam Jaeger, Spike Jonze, Bill Hader
País: Estados
Unidos
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