1) En España no aporta riqueza a la sociedad: a pesar de sus
tremendos beneficios (920.000.000 euros) cierra fábricas y despide trabajadores
a golpe de talonario sin importarle la cohesión territorial. 1.253 familias a
la calle y pérdida de 3.000 puestos indirectos a la calle.
2) Es una corporación que influye poderosamente en
decisiones de gobierno de espaldas a la soberanía nacional. Presiona
poderosamente en los medios de comunicación de una u otra manera. En España,
Patricia Botín, consejera delegada del Banco de Santander, también es consejera
de Coca-Cola en Atlanta. Casualmente, el Grupo Prisa (Cinco Días, El País,
Ser…) tiene una deuda con el Banco de Santander de unos 3.500 millones de
euros.
3) En España esta demostrando ese rumor existente de sus malas prácticas laborales.
Ha ido más allá de la Reforma Laboral, pudiendo ser “nulo” el ERE impuesto. El
Gobierno, mientras tanto, está asustado. No se atreve a intervenir frente al
poder de Coca-Cola. Además, el presidente en España se ha enfrentado al
nacionalismo catalán sin ninguna consecuencia para los intereses de Coca-Cola.
4) Son maestros de la publicidad que manipula conciencias.
No sólo coincide el “rojo” del Santander con el “rojo” de Coca-Cola. Hasta Papá
Noel va vestido de rojo por ser el color del refresco.
5) Ese grado de manipulación es el pilar de las ventas: Crea
una necesidad innecesaria para que consumamos y terminamos denominando
“Coca-Cola” a cualquier refresco de cola.
Independientemente de que ocurra lo que los trabajadores
decidan, estos cinco puntos se resumen en dos:
- El poder es del dinero, no de la ciudadanía. El poder
económico puede mutilar a una localidad industrial como Fuenlabrada, que basa
buena parte de su cohesión en la planta embotelladora de Coca-Cola sin que el
Gobierno regional, ni estatal mueva un dedo.
- No es necesaria la Coca-Cola para tener insomnio, llenarse
de gases y de azúcar (35 gramos por lata de 33 centilitros). Ni siquiera para
hacer un calimocho. Lo que tiene el capitalismo es que hay otras marcas. Quizá
a través del consumo se puedan forzar relaciones laborales dignas. No lo sé.
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