Antonio y un jamón ya cortado, cortado en una foto de Fran Lorente. |
Considera Antonio que el jamón es nuestro producto estrella, pero está maltratado: “no existen auténticos profesionales que sepan manipular y conservar un jamón. Hay que tener en cuenta que el 40 por ciento de un jamón no se puede vender por lo que un buen corte supone un valor añadido”. Nuestro cortador, que actualmente se dedica fundamentalmente a la formación, se muestra contrario a la utilización de la máquina para realizar el corte, ya que la fricción de ésta hace que se pierdan las propiedades logradas en un trabajo de mucho tiempo y muy costoso.
Como maestro asegura que cualquiera puede aprender a cortar, “no se requiere una destreza especial, aunque es cierto que aunque muchos cortadores tienen la técnica no conocer el mundo del jamón. Se desconoce el producto y eso añade mucha confusión especialmente entre los consumidores”.
No somos exigentes
No somos exigentes
Asegura que como consumidores estamos tan confundidos que no somos exigentes. La prueba es que somos capaces de quejarnos por una gaseosa con poco gas o por un whisky que intuimos es de garrafón pero nada decimos si nos venden un supuesto jamón de bellota que no es de bellota. “Queremos comprar un bellota por 125 euros y eso es imposible –asegura Estudillo- en un proceso de dos años y medio para la cría, sacrificio y despiece del cerdo”. Es contundente cuando proclama que no existe un mundo más fraudulento que el mundo del jamón.
Aunque puede resultar “clasista”, asegura que un auténtico jamón de bellota está a la altura de las trufas o de las angulas, lo que ocurre es que se hace fraude para acercarlo al público y “como se hace en este país hasta con Cervantes, maltratamos el jamón. Se utilizan cerdos de fuera en un proceso inadecuado y en el que se llega a acortar en cinco meses con uso de cámaras frigoríficas. El objetivo de muchos es hacer caja sea como sea y se da salida al producto a cualquier precio”.
Un producto que, recuerda Antonio, está en todos los eventos y por el que nadie protesta. En este país queremos jamón, “sólo tienes que ver el programa Españoles por el mundo. La gente está años a miles de kilómetros y no echa de menos a sus padres, echa de menos el jamón”, explica Antonio con gracia.
Cursos con fundamento
Estupefacto con las explicaciones de Antonio, pillados por Fran Lorente. |
“Tal y como están las cosas –
explica Antonio- , es complicado el trabajo para los ingenieros y para los
cortadores de jamón, pero implica un valor añadido muy importante”. En
hostelería, un camarero que además sea cortador de jamón va a tener ciertos privilegios, va a tener mayor calidad en
su empleo, al igual que para un trabajador de un centro comercial. Además es
una opción para el autoempleo con una bajísima inversión. Los cortadores de
jamón son muy solicitados en eventos de todo tipo y muy valorados en países
como Francia y Alemania.
Antonio Estudillo forma parte de DeCorteEspañol En Madrid, en San Sebastián de los Reyes puedes tomar una tapita en la calle Postas, 4.
Y aquí un temita para los amantes del jamón:
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