Blog de Alfonso Roldán Panadero

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En las fronteras hay vida y tuve la suerte de nacer en la frontera que une el verano y el otoño, un 22 de septiembre, casi 23 de un cercano 1965. En la infancia me planteé ser torero, bombero (no bombero torero), futbolista (porque implicaba hacer muchas carreras), cura (porque se dedicaban a vagar por la vida y no sabía lo de la castidad...) Luego, me planteé ser detective privado, pero en realidad lo que me gustaba era ser actor. Por todo ello, acabé haciéndome periodista. Y ahí ando, juntando palabras. Eso sí, perplejo por la evolución o involución de esta profesión. Alfonso Mauricio Roldán Panadero

martes, 4 de febrero de 2014

La música callejera en Madrid (II) Potato Omelette

Potato Omelette en una foto de Fran Lorente.
Gerardo Yllera y Laura Nadal son Potato Omelette. El dúo aprobó el controvertido casting convocado por el Ayuntamiento de Madrid para regular la música callejera en el distrito centro. Han saltado a la fama por grabar con una cámara oculta su actuación en el proceso de selección. Un video que se convirtió en viral en Youtube con más de 300.000 visitas. La canción es una adaptación de un rap del grupo Calle 13 cuya letra fue escrita por Juanete, un artista de improvisación que contiene estrofas como: “Ay mi Madrid, pobre ciudad mía, que quitan artistas para poner policías, tú que eras toda alegría ahora gris color ceniza…”

Son un dúo optimista, afable, culto, solidario. Gerardo comenzó en el mundo de la música a los diez años estudiando piano clásico. Es teclista desde hace veinte y toca en grupos de rock y en Skalone, un grupo que mezcla SKA y jazz. Laura es profesora de piano y teatro, y es componente del grupo Alamedadosoulna.

Tocan en la calle por ocio y también cuando van un poco
apretados de dinero. Donde en un pase de 20 minutos pueden sacar unos treinta euros. Gerardo explica que en la calle “la relación con el público es muy intensa. Hay que engancharlos uno a uno para que no se
vayan”.

Los primeros sorprendidos al aprobar el casting , del que se enteraron de milagro, fueron ellos, entre otras cosas porque utilizan percusión y un amplificador que se suponía estaba prohibido. Según Laura, las autorizaciones para tocar evitan que te multen con 750 euros, pero es contraria a la prueba que “acaba con la esencia de la música callejera”. Gerardo considera que “han utilizado la excusa de los vecinos para coartar y acabar con la cultura”.

Otra foto de Fran Lorente, conmigo mismo a modo de espontáneo.
"Esta gente odia la música"

En su opinión la forma de organizar esto ha sido “una falta de respeto para los músicos”, además de una “farsa. No ha sido profesional, no ha habido criterios, no ha sido público”, explica Gerardo. Y a Laura “se le llevan los demonios. ¿Cómo es posible que no sea público algo que en esencia es público como la calle?, ¿qué ocultan?”, se pregunta. Y coge carrerilla: “No quieren música en la ciudad. Esta gente odia la música. Acaban con ella como asignatura, en los locales y en la calle. Sin embargo es lo básico para algo tan humano como la sociabilidad. Nos hace más libre, mientras el objetivo de los ultras es acabar con esto y la felicidad”. Y Gerardo añade: “La música puede ser una herramienta muy crítica contra el poder”.

Y recuerdan que existen herramientas para regular el ruido, mientras que “esta regulación no nos protege. Nos hace sospechosos y delincuentes”. Nos despedimos y vuelvo a escuchar la canción que presentaron en el casting: “Gracias alcaldesa por dejarnos tocar en la puta calle…”

Hemos empezado a informar y..., seguiremos informando. Entretanto, ahí va el video del casting de Potato Omelette:




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