Francisco Granados
siempre ha sido un bróker de andar por casa a las órdenes de la loba Esperanza
Aguirre. Del mundo de los negocios en bolsa accedió a la política, siempre
envuelto en casos de corrupción. Estuvo en la vanguardia de la caída del
cinturón rojo de la Comunidad de Madrid por el flanco sur cuando accedió a la
alcaldía de Valdemoro. De ahí ascendió a la política regional en el Gobierno y
el partido, llegando a ocupar la Secretaría General del PP. Desde luego no es
Leonardo DiCaprio pero sí coincide en algo con su personaje en El lobo de Wall Street: su adicción al
dinero y andar con cuentas en Suiza, su única patria.
La película de Scorsese protagonizada por Leonardo DiCaprio,
pasó el filtro de ser vista en la sesión de las cuatro de la tarde, que en
algunas salas es más barato. Esto es: no me dormí. Imposible dormirse con esos
cinco trepidantes minutos iniciales y el posterior desfile de adicciones al
sexo, al alcohol, a las drogas, al dinero…
Lo peor del caso es que la historia que nos cuenta Scorsese
es real; basada en las memorias escritas por el bróker Jordan Belfort, un
estafador que negociaba con bonos basura capaz de ganar doce millones de
dólares en tres minutos. No es una hipérbole, que el mundo de Wall Street es en
sí mismo una hipérbole. Ni siquiera Belfort es el más sinvergüenza de ese
mundo… Un mundo irreal, capaz de hundir el mundo a base de especulación.
Contundente la clase que le da a Belfort (DiCaprio), Marc Hanna, interpretado
por un casi irreconocible Matthew McConaughey; en una de las escenas iniciales.
Todo es falso:
“Mark Hanna:
Regla número uno de Wall Street. Nadie… No me importa si eres Jimmy Buffet.
Nadie sabe si las acciones van a subir, bajar, ponerse de lado o en jodidos
círculos. Menos nosotros los corredores. Es todo un fugazi. ¿Sabes qué es eso? Fugazi,
quiere decir falso. Polvo de hadas, no existe. No tiene importancia, no tiene
materia. No está en la tabla periódica. No es real. Sígueme. Nosotros no creamos
mierda. No construimos nada”.
Hanna, con un pequeño papel será quien le introduzca en las
adicciones y quien le enseñe esa canción himno que sales tarareando mientras te
das golpes de pecho.
La historia es tan real, que uno de los socios del auténtico
Jon Belfort acaba de demandar a la Paramount por 25 millones de dólares al ver
perjudicada su imagen. Un tipo que sigue trabajando en el mundo de la banca…
En el lado opuesto, el de los actores, Jonah Hill, nominado a Óscar, cobró el salario mínimo. Esto es, 60.000 dólares menos impuestos por
siete meses de trabajo. Asegura que por trabajar a las órdenes de Scorsese
habría vendido su casa y le habría pagado él al director.
Creo que me he enamorado un poco de Margot Robbin (a la izquierda). |
Bueno, ya que estoy repasando el elenco debo mencionar a
Margot Robbin, la sensual actriz australiana que interpreta a la segunda mujer de
Belfort. Creo que me he enamorado un poco de esta joven. Es más, el día después
de ver El lobo, sin buscarla, me la
encontré en una peli que alquilé, About time, que empieza muy bien, sigue bien y se desfonda (la peli, no la actriz). Creo que el destino
nos está uniendo. He visto que va a interpretar a Jane en una nueva versión de
Tarzán. Eso puede ser tremendo. Pero… ¡no la estrenan hasta 2016!
DiCaprio, lo siento, me ha vuelto a gustar en un papel de
estos que cuadra; como en El Gran Gatsby. El tipo al que interpreta, un judío
de clase media baja, inocentón, se convierte en un verdadero exagerado. Tiene una subida tan trepidante como la caída. Convierte su fábrica de ganar dinero en un cuadro similar a El jardín de las delicias. En la vida
real, Belfort pasó por la cárcel (de lujo), pero muy poquito tiempo. Sigue
debiendo un pastizal a sus estafados que le siguen buscando. Se ha retirado de
las drogas y el sexo (dicen) y, aunque ahora vive en un modesto piso de tres
habitaciones, el dinero le sigue llegando en forma de venta de libros de éxito
y conferenciante a modo de coaching de vendedores. Parece que cobra 500 euros
por asistir a sus conferencias. Sí. Es un encantador de serpientes que basa sus
principios capitalistas en crear necesidad:
- “Oferta y demanda amigo mío. ¿Ven
lo que digo? Es crear necesidad. Hacer que quieran comprar las acciones. Como si
lo necesitaran. ¿Entienden?”
Yo me lo pasé bien con la peli, aunque me quedo el gustillo
de que los ricos cuando estafan y pierden, no pierden del todo.
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