En una foto de Fran Lorente, junto al Conservatorio. |
El
caso de Alejandra es uno de los más sangrantes en el caso del polémico casting municipal para regular la música
callejera en el distrito centro de la capital. Aunque hará cosa de diez años
haya actuado en fiestas populares ella no es cantante callejera. Se presentó a
la prueba por si un día le apetece cantar en la calle, “por no tener una
limitación. Suponía que era un mero trámite, algo burocrático”, asegura la
vocalista. La sorpresa saltó cuando fue considerada “no apta”.
Que
Alejandra Barella haya sido considerada “no apta” es síntoma de las
irregularidades con las que se ha realizado la selección de músicos porque es
imposible que no superara un casting
serio, riguroso y profesional. Alejandra es una profesional de la música, vive
de la música. A pesar de haber trabajado durante ocho años como arquitecta
técnica, su vida es la música, algo que descubrió con 14 años a través de la de
Michael Jackson. A partir de ahí descubrió la “trascendencia de la música negra”
y siente “fascinación por el movimiento unido a la canción. Todo ser es una
máquina de expresión”.
Su
profunda vocación, su talento y su disciplina consiguieron que superara el
casting del musical dedicado a Michael Jackson tras su muerte (Forever King of pop). Y de ahí pasó a
ser ella directiva del musical y seleccionar artistas. Participó en la gira
nacional e internacional. O sea, que sabe lo que es un casting. Es cantante desde hace veinte años y su curriculum es
impresionante. Ha cantado en directo con distintas formaciones de funk, soul,
jazz, electrónica, indie. Y paradojas de la vida… En 1997 el Ayuntamiento de
Madrid la premió como mejor voz solista en los Premios Rock Villa de Madrid.
Pillados por Fran Lorente con un espantoso frío madrileño. |
Evidentemente
quedó sorprendida tras no superar la controvertida prueba municipal, por lo que
está manteniendo una intensa relación epistolar con el Ayuntamiento pidiendo
explicaciones. “Después de la prueba escribí una carta para saber por qué no he
sido apta” y en la contestación le explicaron que no había superado los
criterios. Estos son: actitud para tocar en la vía pública, nivel de
interpretación musical, capacidad de entretenimiento y potencialidad para
causar molestias al vecindario. “Lo más sorprendente es cómo evalúan la
capacidad de entretenimiento”, explica Alejandra con cierta indignación. Luego
pidió conocer la nota. Logró un 59. Le explicaron que el máximo era 80 y que
para aprobar era necesario un 65. Esto tampoco lo entiende “¿no debería
aprobarse con 40? ¿No supone esto poner un tope para hacer una criba?”, se
pregunta.
Piensa
que “el casting podría haberse hecho mejor y con más respeto hacia los
profesionales. Sin el arte no se puede vivir. Es imprescindible para el ser
humano porque es la esencia del ser humano. La música es arte, pero muchos
vivimos de la música y entonces también es un trabajo”, proclama.
Y a pesar del frío, de la policía municipal y de los medios técnicos, Alejandra se atrevió a cantar para nosotros en la calle:
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